Se entiende como una acumulación de pus en el útero. Es relativamente frecuente en perras no castradas, aunque también puede darse en gatas, conejas, huronas y cobayas. Puede producirse en el primer celo, pero es muy poco frecuente. Es más habitual a partir de los 6 años de vida . También es más frecuente en perras con pseudogestaciones o celos irregulares.
Se produce normalmente entre la 6ª y10ª semana después del celo
Esto es debido a cambios en la mucosa del útero como consecuencia de la acción de la hormona progesterona que provoca cambios en las paredes uterinas que desembocan en una hiperplasia quística endometrial que evoluciona a la piómetra.
Los signos que se aprecian en el animal pueden variar; incluyen vómitos, fiebre, inapetencia, diarreas, poliuria y polidipsia ( beber más agua y orinar mas); algunas perras, si tienen una piómetra abierta, tienen un manchado purulento o sanguinolento denso por la vulva. Las perras con piómetra cerrada no tienen secreción vulvar ( este caso es aún más grave, ya que se produce mayor acumulación de pus en el abdomen, aumentando las posibilidades de peritonitis por rotura uterina).
Si la infección evoluciona se provoca fallo renal y peritonitis, pudiendo llevar a la muerte del animal.
El diagnóstico se realiza por citología ( en el caso de piómetras abiertas) y específicamente por ecografía.
El tratamiento es quirúrgico en la gran mayoría de los casos y además por la gravedad y las complicaciones, se considera una urgencia grave.
Se recomienda para prevenirla esterilizar a las perras que no se usen para la cria.
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